jueves, 11 de marzo de 2021

Nada se opone a la noche (2011), de Delphine de Vigan

“Escribo de Lucile con mis ojos de niña que creció demasiado deprisa, escribo ese misterio que siempre fue ella para mí, a la vez tan presente y tan lejana, ella, que desde que cumplí diez años, nunca más me cogió en brazos”

Luego de haber leído, para el Club de Lectura en el que participo, Una casa llena de gente de la argentina Mariana Sández, me metí en el aclamado Nada se opone a la noche de la francesa Delphine de Vigan. Me sorprende lo parecido de ambas historias: una madre muerta y una hija que intenta reconstruir lo que fue su madre, a través del relato de sus amigxs y familiares.

Pero la historia de Delphine es una historia basada en hechos reales. Es realmente increíble cómo la autora, a partir del suicidio de su madre, Lucile, hecho que abre la novela, va reconstruyendo su vida, sumergiéndonos en la oscuridad y los secretos de su vida familiar. A partir de un minucioso trabajo detectivesco, haciendo entrevistas y buscando en cajas de recuerdos y fotografías, hilando y reconstruyendo cada relato, Delphine nos habla sobre su madre, ese ser intenso que camina siempre entre la autodestrucción y la esperanza. ¿Cómo es que una dulce y hermosa niña se convierte en un mujer que intenta acabar con su vida?  Tal como dice la autora: “¿Qué buscaba en el fondo, si no era acercarme al dolor de mi madre, explorar sus contornos, sus pliegues secretos, la sombra que arrastraba?”.


Delphine de Vigan (1966 - )

La forma en que la autora arma este relato es preciosa: comienza con una narración en tercera persona y de manera impecable describe la infancia de Lucile, y a medida que avanza en la línea cronológica va sumando distintas escenas y descubrimientos -ya en primera persona- que nos tienen colgando de un hilo. Estructurada en tres partes, esta es una historia intensa y dolorosa, que nos conmueve y nos hace tomar parte, comprendiendo a Lucile y las distintas decisiones que toma en su vida.

Este es el primer libro que leo de esta escritora y ahora entiendo por qué lo veía a cada rato y estaba tan de “moda”. Todo lo que leí y escuché sobre él le hace justicia. Delphine de Vigan sabe construir y dibujar personajes complejos y contradictorios, merodea por los bordes pero siempre llega al corazón de cada uno, dejándolos expuestos: podemos juzgarlos. La autora dice: “Nunca me he interesado realmente por la psicogenealogía ni por los fenómenos de repetición transmitidos de una generación a otra. Ignoro cómo se transmiten esas cosas (el incesto, los hijos muertos, el suicidio, la locura). El hecho es que atraviesan a las familias de parte a parte, como maldiciones sin piedad, dejando huellas que resisten al tiempo y a la negación”. El punto es que no podemos escapar de nuestras familias, y así lo observa Delphine en el proceso de escritura de este libro: sabía que estaba exponiéndolos, por eso también decide hablar de su Lucile, y de su proceso creativo.

El relato atraviesa distintos temas: la infancia, el abandono, la muerte, la salud mental, las relaciones familiares, y sobre todo, desde una mirada muy honesta, la relación madre-hija. Esta última, siempre quebradiza, en las fronteras de lo insoportable, pero que logra la reconciliación: “no había nada que hacer, veníamos de ahí, de esa mujer; su dolor no nos sería nunca extraño”. La autora sitúa a su madre en una historia y momento específicos, cuestiona su comportamiento, comprende sus demonios y se enfrenta a los sinsentidos de manera brillante. Nada se opone a la noche es una lectura imprescindible, inquietante, que atrapa desde el inicio a través de una narración viva y llena de misterios, evidenciando lo vulnerable que podemos llegar a ser.

Tremendo libro rompe-corazón.



Portada del libro
369 páginas
Editorial Anagrama