martes, 18 de agosto de 2020

¿Quién se hará cargo del hospital de ranas" (1994), de Lorrie Moore

 “En comparación con lo que encontré allí, yo me había vuelto amarga, mala, sofisticada. Ya no conocía la amabilidad, no tenía una relación cotidiana con ella. No me topaba con personas agradables. Me encontraba con personas ingeniosas, endurecidas, capaces, exitosas, dramáticas. Algunas vulnerables. Algunas inseguras. Pero no agradables, no agradables como Sils”


¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? se centra muy principalmente en la amistad adolescente de Berie y Sils, y cómo ésta se convierte en un refugio tan importante en la vida de Berie, la protagonista: “El verano de mis quince años trabajé en un lugar que se llamaba Storyland con mi amiga Silsby Chaussée, de ella se trata todo esto”. Esta historia principal se ambienta en un pequeño pueblo llamado Horsehearts, en Estados Unidos de los años setenta. Barrios tradicionales, trabajos part-time, romances intermitentes, relaciones familiares y mucha música son algunos de los elementos de esta novela que nos invita a mirar de cerca la amistad entre mujeres -tan decisiva en la construcción de nuestras identidades-, y también cómo nos vamos alejando de todo aquello que parecía tan claro. 


Berie, ya adulta, comienza a recordar y reconstruir su adolescencia, centrándose en sus aventuras con Sils, su mejor amiga y confidente, con quien solía compartir tardes enteras buscando discos en tiendas, tomando helados, escuchando música, riendo y hablando de la gente del pueblo. Esta amistad a prueba de todo contrasta notoriamente con la relación que Berie mantenía con su familia, especialmente con sus padres, quienes parecían más preocupados de sus visitas y deberes: “Nuestros padres no sabían mucho de nosotros, creíamos, no se preocupaban mucho por hacerlo, como era frecuente en las grandes familias de aquellos tiempos. Mi padre ni siquiera podía reconocerme en un grupo, no podía encontrarme en la foto anual de toda la clase”.


Lorrie Moore (Nueva York, 1957)
Lorrie Moore (Nueva York, 1957)

 

Con canciones de Neil Young, Billie Holliday, Stills and Nash y Geordie, la protagonista se adentra en su vida adolescente de provincia, tan alejada de todo lo que ocurría en ese entonces, en donde todo les llegaba de manera tangencial, obligándolas a crear sus propias reglas y pequeños mundos. Dos chicas tranquilas que no tenían idea lo que la vida les deparaba: “Conspiradoras. Socias emocionales. Eso es lo que éramos”. Pero Berie era distinta, ansiaba una vida diferente a lo que ofrecía el pueblo, y tenía paciencia y fe.


Pintado así, Horsehearts aparece como el típico pueblo gringo de clase media, en donde las posibilidades eran mínimas y, sobre todo, predecibles: “Quizás en Horsehearts las únicas cosas posibles eran la postergación y la fantasía. Mi infancia no tuvo narrativa; todo era apenas una combinación de aire y falta de aire: esperar que la vida empezara, que el cuerpo creciera, que la mente se volviera temeraria”. Por eso la amistad con Sils era tan importante, por eso Berie busca un escape a su vida a los nueve años de edad, y ahí estaba Sils, en su sala de clases.


Lorrie Moore, famosa escritora estadounidense, autora de numerosas novelas, cuentos y ensayos, tiene 63 años y es considerada una de las escritoras más brillantes de su generación. Debo decir que hasta ahora no la conocía (¡gracias, club de lectura!) y este libro realmente me gustó mucho. Me vi subrayando muchas frases, tanto por lo bellas que me parecían o por el reflejo que veía en ellas, de mí, de alguna yo. Me gusta pensar en las novelas como un refugio, tal como lo menciona Lorrie en una entrevista, un lugar en donde podemos mirar el mundo, mirarnos a nosotros mismos y que la lectura nos provoque algo: ya sea risa, reflexión, nostalgia, querer compartirla, imaginar vidas posibles; lo que sea, pero que algo nos pase: se trata de ese click entre lector/a y escritor/a, y de descubrir una luz en donde solo hay palabras.


Portada del libro
175 páginas
Editorial Eterna Cadencia