domingo, 20 de enero de 2019

Chicas muertas (2014), de Selva Almada

“Nunca nos dijeron que podía violarte tu marido, tu papá, tu hermano, tu primo, tu vecino, tu abuelo, tu maestro. Un varón en el que depositaras toda tu confianza”



Selva Almada es una escritora, poeta y narradora argentina. Considerada una de las escritoras más potentes de la literatura argentina y latinoamericana, su obra ha sido  traducida a diversos idiomas. Estuvo en Chile hace algunos meses en el Festival Puerto de Ideas en Valparaíso, en donde habló en el seminario “Tres voces y una tribu: Literatura joven latinoamericana”, diálogo en torno los discursos cotidianos que se tornan políticos y revolucionarios, que la reunió con los escritores Carlos Manuel Álvarez y María José Navia.

A principios de los 2000, cuando decidió ser escritora tras estudiar Comunicación Social, publicó los libros de poesía Mal de muñecas y Niños; pero con su primera novela, publicada el 2012, El viento que arrasa cosechó muy buenas críticas debido a la intensidad de su relato, exponiendo complejos escenarios ocupados por personajes de pueblo, en donde lo rural y la no-ciudad eran los protagonistas junto a los personajes.

Nacida en la provincia de Entre Ríos, Selva se considera una “chica de provincia”, lo que sin dudas se ve reflejado en su obra Chicas Muertas. El camino sin pavimentar, el sol de media tarde que quema la piel sin posibilidad de encontrar refugio en las sombras de grandes árboles o edificios, micros viejas y que funcionan mal, y la siesta de media tarde son algunos de los escenarios por donde va transitando la autora a través de su relato, porque son ciudades chicas los lugares por donde se va moviendo y reconstruyendo los hechos. La autora recurre a una beca del Fondo Nacional de las Artes de Argentina, para desarrollar un proyecto sobre femicidio y uno de sus productos resultó ser este libro. El trabajo de campo consistió en revisión de la prensa de la época, entrevistas a familiares, jueces, incluso la visita a una tarotista para poder comprender los macabros asesinatos.


Selva Almada, escritora autodefinida "chica de provincia". 


En Chicas Muertas, la autora reconstruye un relato -tipo crónica- basado en la muerte de tres mujeres jóvenes, y de provincia, asesinadas en los años ochenta. Esta novela de no-ficción -como ésas que tanto me gustan- apunta al patriarcado y cómo bajo la naturalización de normas y conductas vamos reproduciendo el machismo, el miedo, la ignorancia y la tolerancia hacia este sistema. Selva, narradora en primera persona, nos habla sobre las chicas muertas, tres mujeres asesinadas sin explicación, sin culpables, sin sentido. Es un libro que me gustó, aunque más que gustarme la forma en que estaba escrito (que a veces parecía no tener una estructura clara, se iba y volvía sobre los temas, no sé), lo que más destaco es el hecho de hablar sobre cómo nos matan -y siguen haciéndolo- a las mujeres, y especialmente el femicidio en zonas rurales y apartadas, en donde lo que no se ve, no es noticia y, por tanto, no ocurre: “tres adolescentes de provincia asesinadas en los años ochenta, tres muertes impunes ocurridas cuando todavía, en nuestro país, desconocíamos el término femicidio”.

Sin dudas, es un libro que no pierde actualidad, porque es un tema que está pasando ahora, aquí, en Latinoamérica y el resto de mundo. Según datos del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, en Chile, al 20 de enero de 2019, en Chile se registran 5 femicidios consumados y 6 femicidios frustrados. Está pasando hoy: el libro como una interpelación constante a nuestra actualidad; el libro como una bandera política.

A la autora me la recomendó un amigo poeta. Pero este libro, en específico, lo pedí en la Biblioteca de Santiago, al entrar a la sala de autores contemporáneos, fue el primer libro que vi. Coincidencias. La lectura es rápida, lo leí en la playa en menos de dos días. Y, claro, si bien no calcé tanto con la estructura del relato, sí me conmovió mucho el tema. Tal como dice la autora: “No sabía que a una mujer podían matarla por el solo hecho de ser mujer, pero había escuchado historias que, con el tiempo, fui hilvanando”. Un poco lo que nos ha ido pasando a muchas: poco a poco vamos juntando historias en este rompecabezas gigante de interacciones y emociones, y nos conmueve, nos da rabia y decidimos alzar la voz para que nunca más.

Portada del libro
Editorial: Random House
Páginas: 185