martes, 20 de febrero de 2024

Mi propiedad privada (2016), de Mary Ruefle

"Pero mi mayor fantasía es tener doce cabezas queridas metidas en un caja de huevos para que me consuelen en momentos de escasez a cambio de mi amor infinito. ¿Cómo puedo pensarme bondadosa? Quiero, como propiedad privada, doce cabezas humanas"



Qué decir de esta preciosa colección de relatos unidos por, al parecer, nada en común. Prosa, poesía y memorias confluyen en este pequeño libro de 98 páginas, compuesto por cuarenta relatos. Es un libro que no busca un argumento lineal ni tiene un género definido. Es, más bien, una colección de pensamientos, imágenes y sensaciones que se deslizan entre la poesía, el diario íntimo y la observación lúcida. Debo admitir que jamás había escuchado de Mary Ruefle y este primer acercamiento resultó ser una delicia. Mary Ruefle es una destacada poeta, ensayista y profesora estadounidense, y la editorial Bisturí 10 la trajo por primera vez a Chile, gracias a la traducción de Patricio Grinberg.  


Mary Ruefle nació en Estados Unidos en 1952, y ha publicado muchas colecciones de poesía, la más reciente de las cuales, Dunce, fue nominada para el Premio Nacional del Libro de Poesía y finalista del Premio Pulitzer 2020 (lo dice wiki)

Mi propiedad privada es un libro raro —y por eso mismo, ideal para la curatoría del club de lectura al que me uní este año. Se trata de una colección breve y profundamente original, que combina géneros y tonos para explorar lo cotidiano desde un lugar poético, extraño e íntimo. Su rareza radica no en su dificultad, sino en su libertad expresiva y su sensibilidad. Aquí encontramos relatos alegres como el baile de un pañuelo al viento, otros nostálgicos como un regalo, hay consejos a mujeres jóvenes, hay recuerdos de un árbol de navidad, hay reflexiones sobre cabezas encogidas bajo milenarias técnicas de guerra, hay observaciones sobre el suelo, y poesía en donde la tristeza adquiere colores tan variados como el blanco, el café, el púrpura y el azul, sin sentido alguno, sino solo guiándose por el compás y el ritmo:


“La tristeza gris es la tristeza de los clips y los elásticos -por ejemplo-, de la lluvia y las ardillas y los chicles, las pomadas y los ungüentos y los cines. La tristeza gris es la más común de todas las tristezas, es la tristeza de la arena del desierto y la arena en la playa, la tristeza de las llaves de un bolsillo, de las latas en un estante, del pelo en una peineta, pero no debe confundirse con la tristeza azul, que es insustituible”


Los poemas de la tristeza son irónicos, divertidos, violentos, profundos. Pareciera como si la autora hubiese buscado sus diarios más antiguos y esa revisión la hubiese mezclado con sus diarios más recientes: los relatos fueron escritos por una niña, una adolescente, una adulta —o por todas a la vez. Mary Ruefle no nos habla de grandes verdades ni busca tocar temas “elevados”. Al contrario. Nos habla de lo cotidiano, de lo pequeño, que es al final lo trascendental y lo importante.


Me gustaron mucho algunos relatos. Mis favoritos: Afortunada; Entre las nubes; El velado sueño de la cena; Como un pañuelo; Mi propiedad privada; y mi máximo favorito: Pausa.


“Eres apenas una niña al borde de un gran bosque. Deberías estar asustada, pero en lugar de eso estás comiendo una cena deliciosa, o estás cocinando una, o estás corriendo a una florería, o estás abriendo una caja de flores que acaba de llegar a tu puerta, y ninguna de estas cosas las haces con el gran entusiasmo con el que las harás después.

Ni siquiera has empezado. Primero debes hacer una pausa, una pausa como la que siempre se debe hacer antes de un gran entusiasmo, aunque solo sea para tomar un respiro”.


Siento que Mary Ruefle me recordó que los libros no siempre tienen que decir "algo importante" para ser esenciales. A veces basta con que nos acompañen y nos hagan detenernos aunque sea un instante. Si bien es un libro bastante corto no logré leerlo tan rápidamente porque lo disfruté mucho. Lo leí en la cordillera, en la playa y en mi sofá. Me acompañó en días felices y no tanto.


Ya estoy ansiosa por leer más de Mary Ruefle.




Portada del libro
Editorial: Bisturí 10
98 páginas



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