miércoles, 22 de diciembre de 2021

La tiranía del mérito (2021), de Michael Sandel

 “La igualdad de oportunidades es un factor corrector de la injusticia necesario desde el punto de vista moral. Pero es un principio reparador, no un ideal adecuado para una sociedad buena”

 

Michael Sandel, filósofo político y profesor estadounidense, abre este libro explicando cómo funciona el acceso a la educación universitaria en Estados Unidos y cómo en las últimas décadas se ha reformulado el significado del mérito. En sociedades en donde se cree que las credenciales educativas resuelven los problemas de las aspiraciones individuales y la justicia social, ampliar/masificar el acceso a la educación superior fue la respuesta a la hora de diseñar y aplicar políticas para corregir la desigualdad. Pero, a juicio del autor, el primer problema de la meritocracia es que las oportunidades, en realidad, no alcanzan -o no se reparten- para todos/as por igual.

Durante años se han impuesto en el imaginario colectivo la educación y el “trabajo duro” como vehículos para salir de la pobreza y alcanzar una vida digna. En las décadas de los 80 y 90, irrumpió con fuerza la idea del mérito como factor de movilidad social. Esta idea se basa en algunas premisas claves: (i) que la movilidad -en estricto rigor, el ascenso social- depende del esfuerzo y capacidades personales de cada uno/a, y (ii) que los estudios y, en consecuencia, el trabajo remunerado son premiados a través de acceso a mejores oportunidades y calidad de vida. Sin embargo, la idea de que nuestro destino está en nuestras manos es peligrosa para la construcción del bien común; en palabras de Sandel, felicita a los “ganadores” y denigra a los “perdedores”. La idea de que el sistema premia a los ganadores, les lleva a considerar que su éxito ha sido fruto de su esfuerzo y talento, olvidando todas las ventajas y facilidades que han recibido, incluso desde antes de nacer, y, además, “cuanto más nos vemos como seres hechos a sí mismos y autosuficientes, menos probable es que nos preocupemos por la suerte de quienes son menos afortunados que nosotros”. En definitiva, el éxito, como señal de virtud o riqueza, que nos hemos ganado merecidamente, esconde una falsa idea de igualdad.

 Michael Sandel, 1953, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2018. 

Además, esta hiperagencia, tan presente en los discursos políticos y publicitarios, del tipo “tu educación te llevará tan lejos como seas capaz”, contribuye a erosionar la dignidad del trabajo y, con ello, la estima social que hasta entonces han tenido las personas que no habían estudiado en la universidad, culpando, de este modo, a los trabajadores diciéndoles que la razón de sus problemas radica en su inadecuada formación académica. Desde este análisis, la meritocracia -basada en la educación- como fuente de movilidad social contribuye a profundizar las diferencias y desigualdades entre los individuos, generando malestar, frustración y desesperanza, esta última como una forma de descontento más desmoralizadora.

Cuando se utiliza la educación superior como única vía de acceso a una “vida mejor” y superar las aflicciones económicas, se omite la desigualdad estructural, y es que el acceso a la educación superior no puede ser la única solución a la desigualdad o a salir de la pobreza. Tal como dice el autor, “una sociedad buena no puede tener tan solo como premisa la promesa de escapar”, esto contribuye a diluir la construcción de una sociedad más inclusiva y respetuosa con la dignidad de las personas.

¿Cómo construir una sociedad en donde todas y todos tengamos y ocupemos un lugar? La reducción de la desigualdad tiene importancia normativa, pues, no solo perjudica el progreso económico, sino también amenaza la cohesión social, y con ello, el sentido colectivo y la gobernabilidad de los países. Gobernar no es solo administrar un Estado con personas capacitadas para ello. Gobernar es un ejercicio que "requiere de sabiduría práctica y virtud cívica, es decir, de las aptitudes necesarias para deliberar, con empatía, sobre el bien común, y tratar de hacerlo realidad [...] Por eso, la idea de que los mejores y los más brillantes son preferibles como gobernantes es un mito nacido de la soberbia meritocrática", y que no ha servido para que el gobierno de los países sea más eficaz: solo lo ha vuelto menos representativo, aumentando la distancia entre elite gobernante y ciudadanía. De esto tenemos que aprender y, posterior a las elecciones de este domingo, tengo esperanzas en la construcción de una sociedad más digna, justa y cariñosa.



Portada del libro

364 páginas 

Editorial Debate


jueves, 1 de julio de 2021

El verano sin hombres (2014), de Siri Hustvedt

Cuando el marido de Mia le pide una «pausa», luego de más de 30 años de matrimonio, ella entra en colapso. Esta inesperada situación le provoca una crisis y decide dejar Nueva York e instalarse durante un verano en su pueblo natal en donde convive con diversas mujeres:  «Las Cisnes», un divertido grupo de amigas -entre ellas su madre-, un grupo de complejas preadolescentes en un taller de poesía, y una joven madre sobrepasada por un matrimonio inestable, pero también están Daisy, su querida hija, y, Beatrice, su hermana, quienes a la distancia se hacen presente. 

La trama parece ser un poco predecible: una mujer de 55 años es abandonada por su marido, quien se va con una mujer más joven. Pero lo interesante es cómo, en compañía de estas mujeres, la protagonista reflexiona sobre distintas temáticas, paseándose por distintas disciplinas, mezclando con maestría la psicología, la historia, la literatura, la biología y la filosofía, y refiriéndose a nosotros, sus lectorxs, de modo directo y coloquial. Este es el primer libro que leo de Siri Hustvedt, reconocida escritora estadounidense, ganadora de diversos premios internacionales, y al parecer sigue su lógica en donde lo literario y lo intelectual se funden.

Siri Hustvedt (1955 - )

Este libro lo leímos en el Club Sobremesa y hubo opiniones y experiencias lectoras muy dispares, muy interesantes. por mi parte, debo reconocer que la historia no me atrajo tanto (¡hasta la próxima, Siri!), sin embargo, destaco algunos temas que llamaron mi atención:
  1. La ruptura: El punto de inflexión aparece al comienzo, cuando Boris deja a Mia, y la protagonista narra su ruptura amorosa, en donde los signos de locura aparecen constantemente. Siri trata la ruptura desde la crisis nerviosa: “trastorno psicótico transitorio” fue el diagnóstico. Pero luego, el libro avanza hacia su reconstrucción: «desmoronarse para encontrarse». ¿Es posible perdonar una traición de este tipo? ¿Es posible volver todo a como era antes? Son algunas de las cuestiones que se plantea Mia, mirando al pasado con cariño, pero también desde la rabia. “También estaba la historia misma, la historia que Boris y yo habíamos escrito juntos, y en esa historia nuestros cuerpos, pensamientos y recuerdos están entretejidos de tal forma que es difícil discernir dónde termina una persona y empieza la otra”.
  2. La vejez: Las múltiples mujeres que aparecen a lo largo del libro, representan distintas edades y condiciones, sin embargo me parece que la trama con las ancianas es la mejor lograda. «Las Cisnes» son un grupo de amigas, todas muy diferentes entre sí, que viven lo que les queda de vida en un asilo: “Mi madre y sus amigas eran viudas. Sus maridos llevaban años muertos, pero ellas siguieron con sus vidas sin olvidar a sus hombres ausentes, aunque sin aferrarse tampoco al recuerdo de quienes estaban bajo tierra”. Siri nos muestra una vejez diversa, en donde se cuestiona: “qué sabemos de la gente en realidad”. 
  3. La sororidad: El título de la novela lo dice y, en cierta forma, la historia se trata de la alianza y soporte entre mujeres, el compañerismo y solidaridad que existe en tanto se entienden ciertos sufrimientos y situaciones como comunes en su condición de mujeres. Destaca la relación entre Mia y Lola, la joven madre sobrepasada, muy tierna y maternal: “Lo importante era que se había establecido una alianza entre nosotras, sentí una camaradería que ambas esperábamos que continuara”.
  4. Los hombres de su vida: El padre y el marido de Mia aparecen recurrentemente en la trama, a través del pensamiento y recuerdo de la protagonista, quien ha intentado decodificarlos durante toda su vida, ¿qué ocurre con ellos y por qué no pueden exteriorizar sus emociones? Esta pregunta, muy común, es consecuencia de esta idea de diferenciación de los sexos. Diferencia que es biológica, psicológica, cultural, y que Mia, o Siri, razonan muy bien: “no es que no haya diferencia entre hombres y mujeres; de lo que se trata es de qué diferencia supone esa diferencia y cómo elegimos formularla”.
El verano sin hombres es, a mi modo de ver, un libro sobre la diferencia entre los sexos, pero que entreteje distintos temas, y en distintos escenarios: vemos a Mia en un hospital psiquiátrico, la vemos enseñando poesía a un grupo de preadolescentes, visitando a su madre y sus amigas, la vemos cuidando a los hijos de su vecina. Y también la vemos en su casa de verano arrendada, solitaria, en un relato inteligente con tintes irónicos en donde mezcla poemas, dibujos, e-mails, cartas, y se ríe de sí misma, de Boris y de su situación: “Piensan que ya he regresado a mi antiguo ser: una neurótica común y corriente, nada más”.


Portada del libro
Editorial Seix Barral



miércoles, 9 de junio de 2021

Patrimonio (1991), de Philip Roth

 "Tengo que recordarlo todo con precisión, para poder recrear en mi mente el padre que me creó, cuando él ya no esté. No hay que olvidar nada"


Patrimonio es la narración, en primera persona, sobre la enfermedad y muerte del padre del escritor Philip Roth. A un mes de la muerte de mi papá, leer esta versión tan honesta de Roth me conmocionó profundamente. Siempre me pregunto a quiénes les interesaría leer una historia tan personal como ésta. Me imagino que muchas veces ese lector o lectora está ligado a una pérdida a la cual intenta encontrar palabras que logren establecer cierto sentido: identificar ciertas sensaciones y reconocerse en otras experiencias similares. Un poco lo que sentí yo.

Herman Roth y su vida son el argumento de esta trama. Herman, de 86 años, acaba de ser diagnosticado con un tumor cerebral, que probablemente llevaba años formándose en su cabeza, y que solo a causa de algunos incidentes cotidianos los médicos logran descubrir. El mismo Roth reflexiona: “El resultado puede ser horrible lo miremos desde el lado que lo miremos. La operación puede poner en marcha un tipo de desastre y la no operación, otro tipo de desastre”. Esto abre una gran interrogante sobre las posibilidades de la medicina a esa edad, y desata un drama en la vida del escritor, quien cambia su rutina y se muda desde Londres a Nueva York para cuidar de su anciano padre, en un proceso colmado de incertidumbres frente a una enfermedad tan devastadora.

A lo largo de la historia, el autor admira y honra la vida de Herman: un inmigrante judío en Nueva Jersey, trabajador compulsivo y muy leal a su familia y amistades. Philip Roth convierte a su padre en un personaje entrañable y lleno de encanto, pese a sus constantes contradicciones. Me encanta la forma en que el autor arma este retrato tan complejo y de manera tan respetuosa, porque "la suya era una personalidad imperiosa, y porque muy en lo hondo de su ser había también una prehistórica veta de ignorancia total, y ni siquiera se daba cuenta de lo inútiles e incluso, en ocasiones, crueles que podían ser sus admoniciones"En esta relación padre-hijo, tan rugosa como delicada, el autor nos acerca con mucha sutileza a los más diversos detalles de lo que fue la vida de Herman, sus anécdotas, sus pasiones y la enfermedad que lo mató. Si bien es un relato rudo, entre líneas hay un humor exquisito que se mezcla con una vulnerabilidad hermosa y valiente: “Podría aducírseme que no es gran cosa, en un hijo, proteger con ternura al padre cuando éste ha perdido todo su poder y está casi destruido. [...] Mi padre no era un padre cualquiera, era el padre, con todo lo detestable y todo lo digno de amar que hay siempre en un padre”.


Philip Roth (1933-2018)


Sé que cada lectura es distinta y que estamos influidos por nuestros contextos y experiencias, y, pese a que no es justo para los libros, no puedo -ni quiero- ser nunca una lectora imparcial. Puede que para algunxs sea una historia más, pero para otrxs, como yo, que hemos sentido la muerte de un padre tan querido, este libro es un tesoro y un regalo muy especial.

Patrimonio es una obra honesta y maravillosa, y Roth utiliza sus mejores herramientas y una sintaxis de lujo para narrar el viaje final de su padre. Patrimonio trata sobre cómo el protagonista se enfrenta a ese proceso, y puedo relacionarme con esta historia de manera tan personal para entender, finalmente, que el patrimonio es la forma en que el amor y los cuidados que un padre brinda a sus hijxs a lo largo de toda su vida son su mejor legado: su compromiso con la vida misma y su continuidad. En la muerte existe algo bello, porque dejamos de existir en este plano físico, al que tanto nos aferramos, para transitar hacia nuevas formas y espacios, y en ese tránsito debemos aprender a soltar y creer. Esto es lo que hoy me hace sentido. Mientras mi cerebro-racional entiende la muerte de mi papá, mi corazón-emocional no la logra aceptar, pero mi alma -o ese lado más espiritual- la abraza sin reservas.

Sé que Patrimonio es uno de los pocos libros que volveré a leer.


Portada del libro
Portada del libro
237 páginas



domingo, 2 de mayo de 2021

Relatos de una ciudad trizada (2017), de Francisca Márquez

Francisca Márquez comienza este libro explicando cómo es que surge su fascinación por la ciudad de Santiago. Nos cuenta que desde niña su mundo se reducía a Ñuñoa y Providencia, y a veces Santiago Centro, sin referentes que evocaran la otredad. Sin embargo, a medida que crece comienza a conocer otras comunas: primero, visitando a sus compañeros de la universidad en San Bernardo y, luego, estudiando distintos fenómenos urbanos.

Relatos de una ciudad trizada se basa en el trabajo etnográfico realizado por la académica entre los años 1995 y 2005, preguntándose por los imaginarios y formas de habitar la urbe. La pregunta principal que plantea este libro es “¿cómo es posible que, existiendo trizaduras y fronteras, la ciudad archipiélago logre mantener sus islotes reunidos?” Santiago es un enigma, pues, “fragmentada y segregada, y sin puentes evidentes entre un islote y otro, permanece y sobrevive”. A lo largo del libro, Márquez reconoce un hilo conductor: el deseo de una comunidad que se añora, pero nunca se alcanza. Santiago es una diversidad de fragmentos que intenta mantenerse como un todo. 

Francisca Márquez es una reconocida antropóloga, doctora en sociología y académica chilena.


La autora recorre Santiago desde su fundación con la llegada de los españoles y, posteriormente, el desarrollo de la Colonia, hasta llegar a los años 80, época en donde, señala, se evidencia un quiebre en el relato común de ciudad. La dictadura militar y las posteriores transformaciones económicas e institucionales trajeron profundas consecuencias para la ciudad, los movimientos sociales y lxs pobladores, quienes fueron relocalizados y expulsados a los extramuros. En pocos años, los “pobres” fueron reubicados en los márgenes de la ciudad, en viviendas para pobres y en comunas para pobres, marcando así el inicio de una nueva etapa en la historia y construcción de Santiago. Este hecho afectaría, sin distinción, a todos los ciudadanos: “después del 73, Santiago no vuelve a ser lo mismo, las trizaduras no solo se redibujan, sino también se profundizan”.

El tema central del libro es la segregación territorial. Francisca Márquez explica que los distintos actores tomadores de decisiones no han sido explícitos en pensar -y diseñar- Santiago desde la condición urbana de su territorio, y más bien se han obstinado en la protección y resguardo de sus pequeñas islas, lo que es evidente en las políticas y programas que buscan mejorar la calidad de vida de sus habitantes, pero sin mirar -o muy escasamente- la interacción entre los distintos fenómenos y variables. En consecuencia, la arquitectura institucional, desde la cual se abordan estos problemas públicos, cuenta con escasos mecanismos de coordinación intersectorial que permitan mirar el problema de manera integral.

Todas estas ideas se relacionan estrechamente con la noción de dignidad, tan exigida durante las manifestaciones del 2019 en el denominado “estallido social”. Y lo interesante es que este libro se lanza un año antes, contribuyendo a la comprensión de algunos de los orígenes de ese malestar.

Finalmente, la autora reflexiona sobre la construcción de la condición urbana, y cómo ésta exige la afirmación de la autonomía individual y su traducción en el colectivo, dentro del cual los individuos se reconocen en valores comunes y en diversas visiones de mundo: eso es la vida urbana, dice Márquez, en el sentido más profundo de la palabra. Éste es un libro que me parece muy interesante a la luz de los debates actuales sobre la ciudad y el territorio, aportando distintas reflexiones desde la antropología, la etnografía y la historia.


Portada del libro
255 páginas
Editorial Ocho Libros

jueves, 11 de marzo de 2021

Nada se opone a la noche (2011), de Delphine de Vigan

“Escribo de Lucile con mis ojos de niña que creció demasiado deprisa, escribo ese misterio que siempre fue ella para mí, a la vez tan presente y tan lejana, ella, que desde que cumplí diez años, nunca más me cogió en brazos”

Luego de haber leído, para el Club de Lectura en el que participo, Una casa llena de gente de la argentina Mariana Sández, me metí en el aclamado Nada se opone a la noche de la francesa Delphine de Vigan. Me sorprende lo parecido de ambas historias: una madre muerta y una hija que intenta reconstruir lo que fue su madre, a través del relato de sus amigxs y familiares.

Pero la historia de Delphine es una historia basada en hechos reales. Es realmente increíble cómo la autora, a partir del suicidio de su madre, Lucile, hecho que abre la novela, va reconstruyendo su vida, sumergiéndonos en la oscuridad y los secretos de su vida familiar. A partir de un minucioso trabajo detectivesco, haciendo entrevistas y buscando en cajas de recuerdos y fotografías, hilando y reconstruyendo cada relato, Delphine nos habla sobre su madre, ese ser intenso que camina siempre entre la autodestrucción y la esperanza. ¿Cómo es que una dulce y hermosa niña se convierte en un mujer que intenta acabar con su vida?  Tal como dice la autora: “¿Qué buscaba en el fondo, si no era acercarme al dolor de mi madre, explorar sus contornos, sus pliegues secretos, la sombra que arrastraba?”.


Delphine de Vigan (1966 - )

La forma en que la autora arma este relato es preciosa: comienza con una narración en tercera persona y de manera impecable describe la infancia de Lucile, y a medida que avanza en la línea cronológica va sumando distintas escenas y descubrimientos -ya en primera persona- que nos tienen colgando de un hilo. Estructurada en tres partes, esta es una historia intensa y dolorosa, que nos conmueve y nos hace tomar parte, comprendiendo a Lucile y las distintas decisiones que toma en su vida.

Este es el primer libro que leo de esta escritora y ahora entiendo por qué lo veía a cada rato y estaba tan de “moda”. Todo lo que leí y escuché sobre él le hace justicia. Delphine de Vigan sabe construir y dibujar personajes complejos y contradictorios, merodea por los bordes pero siempre llega al corazón de cada uno, dejándolos expuestos: podemos juzgarlos. La autora dice: “Nunca me he interesado realmente por la psicogenealogía ni por los fenómenos de repetición transmitidos de una generación a otra. Ignoro cómo se transmiten esas cosas (el incesto, los hijos muertos, el suicidio, la locura). El hecho es que atraviesan a las familias de parte a parte, como maldiciones sin piedad, dejando huellas que resisten al tiempo y a la negación”. El punto es que no podemos escapar de nuestras familias, y así lo observa Delphine en el proceso de escritura de este libro: sabía que estaba exponiéndolos, por eso también decide hablar de su Lucile, y de su proceso creativo.

El relato atraviesa distintos temas: la infancia, el abandono, la muerte, la salud mental, las relaciones familiares, y sobre todo, desde una mirada muy honesta, la relación madre-hija. Esta última, siempre quebradiza, en las fronteras de lo insoportable, pero que logra la reconciliación: “no había nada que hacer, veníamos de ahí, de esa mujer; su dolor no nos sería nunca extraño”. La autora sitúa a su madre en una historia y momento específicos, cuestiona su comportamiento, comprende sus demonios y se enfrenta a los sinsentidos de manera brillante. Nada se opone a la noche es una lectura imprescindible, inquietante, que atrapa desde el inicio a través de una narración viva y llena de misterios, evidenciando lo vulnerable que podemos llegar a ser.

Tremendo libro rompe-corazón.



Portada del libro
369 páginas
Editorial Anagrama




martes, 23 de febrero de 2021

Una casa llena de gente (2019), de Mariana Sández

Cuando Leila Ross muere le deja a su hija, Charo, una caja con cuadernos, fotografías y una carta, con la misión de reconstruir una historia: su verdad sobre lo que ocurrió en esa casa llena de gente. Charo Almeida en la actualidad es una reconocida dramaturga -o actriz como suele autodenominarse para evitar confusiones de la gente- y, como tal, intentará seguir al pie de la letra las instrucciones de su madre, recurriendo a sus diarios, recuerdos personales y a testimonios de familiares y amigos, casi de todos quienes vivieron en el «castillito», el «sandcastle» o el «châtelet», como solían llamarle.

Mariana Sández es una escritora argentina y nos pone a prueba como lectores activos, o cómplices, como les llamaba Cortázar. Nos pide seguir los distintos estilos narrativos con los que va jugando y dando vida a esta historia, pues solo así Charo, la protagonista, logrará reconstruir la historia/la culpa/el secreto de Leila en el castillito. Una casa llena de gente es una novela divertidísima. A veces seria, a veces ligera, en donde cada personaje se luce por sí solo, enfatizando diversos aspectos y pliegues de la vida en el edificio y en comunidad.


Mariana Sández (Buenos Aires, 1973)

Una casa llena de gente se compone de “Cimientos”, “Andamiajes”, “Exteriores” e “Interiores”, además de “Escombros y Reconstrucción”, los nombres de los cinco capítulos del libro, que nos sumergen en los espacios privados y comunes del castillito, en la vida de sus habitantes, con sus dinámicas y conflictos. De un día a otro, cuatro familias -incluidos los Almeida, más los de al lado, los del frente y los de arriba- se ven enfrentadas a la convivencia, a encontrarse por las escaleras y pasillos, en un edificio-intento-de-clase-media-argentina, teniendo que soportar, además, su precaria construcción por donde se filtraban conversaciones, gemidos, música, taconazos y todo un vaivén de sentimientos. El libro avanza reconstruyendo la infancia de Charo, sus juegos con su amiga Vicky, hija de Gloria y Martín, recordando a la misteriosa Silvina y a Darío, su marido híbrido y ausente, y también a Camilo, el vecino soltero y divertido.

La autora arma la historia maravillosamente, develando poco a poco el misterio que la envuelve. Entregando y quitando pistas, huellas y detalles. Mariana escribe sobre los vínculos: las relaciones familiares y del vecindario, la relación con la literatura y la relación madre-hija, llevándonos a la pregunta ¿qué tan bien conocemos a nuestras madres? Los cuadernos de Leila abren una ventana llena de interrogantes con algunas respuestas que acercan a Charo a conocerla mejor. Pero también le recuerdan que Leila, además de ser su madre, fue una amiga, esposa, hija, escritora, madrastra y amante, todos importantes roles en el apasionante y escurridizo abanico que fue su personalidad. Porque como dice Leila “no somos más que personajes. Un invento colectivo de nosotros mismos y de otros; un estigma moldeado entre varios, a lo largo de los años. Una colección de taras y sambenitos, reales o imaginarios, propios y ajenos. Una superposición, una fantasía, un entramado de deducciones incomprobables”. Me parece que esta frase describe el libro de manera muy concreta, y nos sitúa en la importancia de las relaciones humanas y cómo nos vamos moldeando en ellas, como en la literatura.



Portada del libro
257 páginas
Cía. Naviera Ilimitada Editores