domingo, 3 de mayo de 2020

Reborn (2009), de Susan Sontag

Eveything begins from now - I am reborn

Susan Sontag, reconocida ensayista, novelista y crítica literaria estadounidense de origen judío, fue un espíritu libre, una mujer singular -quizás en el sentido de Vivian Gornick. Fue prematura en muchos aspectos: comenzó sus estudios universitarios, se casó y fue madre muy joven; se separó prontamente y se fue a vivir a Europa experimentando libremente su homosexualidad, en una época en donde existían muchos prejuicios, pese a lo liberal del ambiente en que se movía.

Más allá de sus novelas y cuentos -no tan elogiados como así sus ensayos-, Sontag destacó por su capacidad para nombrar las cosas y sus análisis sobre la cultura postmoderna. Admirada por su inteligencia y autenticidad, sus ensayos sobre estética y literatura (algunos como Notes on Camps y Sobre la fotografía) fueron muy influyentes durante el último tercio del siglo XX, convirtiéndose en una destacada referente de la cultura contemporánea de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, en privado, también mantenía sus diarios, escribiendo decenas de cuadernos, los cuales fueron reunidos por David Rieff, su único hijo y editor de Journals & Notebooks: obra póstuma de Sontag consistente en tres volúmenes de puro material autobiográfico, comenzando los diarios a los 14 años de edad. 

Es importante señalar que su hijo editó la escritura y seleccionó el material que creía interesante. Asimismo, eliminó varios párrafos y sustituyó algunos nombres con el objetivo de proteger un poco más la privacidad de su madre. Por lo que muchos medios insisten que este no es el libro final que Sontag hubiese querido, en su afán de perfección y rigurosidad. Pero ya está.


Susan Sontag (1933-2004).
Leer Reborn, primer volumen de sus Journals & Notebooks, ha sido un verdadero placer. Los diarios fueron escritos exclusivamente para ella misma, creando a la persona que quería ser: una joven de provincias que quería convertirse en una persona relevante en la ciudad. Desde pequeña, Sontag creía poseer dones especiales y, por lo mismo, tener algo que mostrar y contribuir a la sociedad. Y en estos diarios está la prueba de su creencia: trabajadora, curiosa y audaz, tuvo siempre la inquietud de profundizar y reflexionar sobre su educación, ampliando los límites de su mundo y de lo posible. Pero también fue una mujer que batalló una y otra vez contra sus propios miedos y fantasmas: el amor, la familia y la soledad. Tal como lo dice David Rieff en el prólogo: estos diarios oscilan entre el dolor y la ambición.

De mente lúcida, Susan Sontag tenía una compulsión por hacer listas para todo: libros que quería leer, películas que había visto, secuencias de un día, ideas para cuentos, descripciones de personas que conocía en algún lugar, etc. Las listas le facilitaban recordar personas y cosas, pero, al mismo tiempo, las situaban en un lugar relevante de su cotidianeidad, como apuntes para uso personal. Por eso, Reborn es una lectura que cuesta: es cruda, es desorganizada y a veces sin estructura porque, precisamente, estos cuadernos no fueron concebidos para ser leídos por otros. ¿Es esa la “lógica” de un diario, no? El poder de su escritura está en conmovernos con sus ideas, su perspicacia y sus propios juicios sobre las cosas, porque, pese al desorden aparente, Sontag lograr estructurar muy bien sus argumentos y propósitos, que revelan el rigor de su oficio como escritora.

Asimismo, sus diarios exteriorizan sus pensamientos sobre distintos temas: juicios estéticos sobre películas y libros, procesos creativos, amores, desgracias, ética y filosofía. En suma, una escritora escribiendo sobre el mundo que le rodea. Aunque he leído pocos, los diarios -como escritura íntima- son de las piezas literarias que más me inspiran, porque, como buen material en bruto, nos llevan al autor/a en primera persona, sin caretas ni frases buscando aprobación.

Este libro cobra un valor muy especial para mí porque: primero, lo leí en su lengua original; segundo, lo compré en una de mis librerías favoritas en un viaje increíble; tercero: lo re rayé y subrayé; y cuarto, y más importante, me hizo conectar con su lectura de una forma indescriptible. Susan Sontag, una intelectual espléndida, se abre hacia sí misma confesando sus propias debilidades y sacrificios, demostrando ser tan sensible como insaciable.

Portada del libro
320 páginas
Editorial Picador

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