“Siempre he pensado que los que dicen «te quiero mucho», en realidad te quieren poco, o tal vez añaden el «mucho», que en este caso significa «poco», por timidez o por miedo a la contundencia de «te quiero», que es la única manera verdadera de decir «te quiero». El «mucho» hace que el «te quiero» se convierta en algo apto para todos los públicos, cuando, en realidad, casi nunca lo es. «Te quiero», las palabras mágicas que te pueden convertir en un perro, en un dios, en un chiflado, en una sombra”
Esta historia me encantó: se lee con ligereza, pero deja una marca profunda. Blanca, su protagonista, narra en primera persona los días posteriores a la muerte de su madre, figura central de su vida, a quien define como su deidad. El relato no es lineal ni lógico: es más bien una experiencia emocional, caótica e íntima, una manera de enfrentarse a la pérdida. Con desfachatez e ironía, Blanca se permite decir y hacer cualquier cosa, escudándose en su nueva condición de “huérfana”.
El tema principal del libro consiste, claramente, en saber cómo gestionar ese dolor que nos abruma tras la muerte de un ser amado. Se trata de la historia de una hija desorientada que anhela volver a acurrucarse en los brazos de su madre, figura que la oprime y, al mismo tiempo, la levanta. ¿Qué viene ahora que ya todo ha cambiado para siempre? El libro comienza con el entierro de la madre de Blanca, en Cadaqués, idílico balneario lleno de recuerdos y juventud, en donde solían pasar los veranos familiares junto a multitudes de amigos y conocidos. A partir de ahí, Blanca se pasea por diversos recuerdos y anécdotas junto a su madre, los que va alternando con los acontecimientos que va viviendo durante ese verano, junto a sus dos hijos, sus mejores amigos y sus dos ex maridos, con quienes mantiene una fraterna relación. Todos ellos aparecen descritos con admirable precisión, desde sus rasgos físicos y formas de vestir, hasta elementos psicológicos que llaman la atención de la protagonista.
Pero en el libro también hay tiempo para el amor, el sexo, y la coquetería; las ganas de volver a sentirse viva son enormes y así también el deseo de sentirse nuevamente amada, tal como dice: “Una de las cosas más sorprendentes del amor es su milagrosa capacidad de regeneración”. Y bien lo sabe Blanca, quien se sumerge en un trampolín de emociones en donde no siempre obtiene lo que desea.
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Milena Busquets (Barcelona, 1972) |
El libro es como una larga conversación entre la madre y la hija, o mejor dicho, un monólogo en donde Blanca se dirige a su muda madre, en donde la encara y le reprocha cosas del pasado, pero más que cualquier cosa, le dice cuánto la extraña y cómo es que nunca volverá a amar a nadie como a ella, pese a que no fueran tan cercanas ni, menos aún, tuvieran una idílica relación madre-hija: “Nunca fuimos una madre e hija confidentes que se lo contaran todo. Nunca fuimos amigas. Nunca compartimos intimidades, creo que siempre intentamos ser la versión más presentable de nosotras mismas frente a la otra”. Blanca recuerda a su madre como una mujer fuerte, valiente, poco cariñosa, pero muy culta y rodeada siempre de amistades y de amor. La recuerda como un personaje capaz de llenar cada espacio a donde fuese, logrando iluminar todo en su vida y en la de los demás: “Y te quedaste con nuestra perra. Y la hiciste tuya, como hacías con todo lo que amabas, con todos, les robabas una vida, les regalabas una vida, mucho más amplia y aireada y divertida que cualquier cosa que hubiesen conocido antes o que fuesen a conocer después”.
Esta intensa relación entre ambas es en realidad la relación entre su autora, Milena Busquets, y su madre, Esther Tusquets, la famosísima editora de Seix Barral. También esto pasará es la historia de Milena -Blanca, su alter ego en el relato- que escribe posterior a la muerte de Esther. Por eso es un libro íntimo, sincero e irrepetible. Es ficción y a la vez es muy personal.
Con una escritura ágil, chispeante y emocionalmente lúcida, Busquets convierte el duelo en una carta de amor y un ajuste de cuentas. Su madre está en todas partes, y sin embargo, no está. Tal vez por eso Blanca escribe: para invocarla, para reír con ella una última vez. También esto pasará, dice el título, pero la literatura —al menos la buena— se queda.
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Portada del libro Editorial Anagrama 176 páginas |