miércoles, 18 de marzo de 2020

Sur y oeste, de Joan Didion

Famosa en el mundo entero por sus escritos personales, sus crónicas periodísticas y novelas, de observación aguda, Joan Didion me sorprendió gratamente con este libro, una pieza breve y en apariencia menor, Sur y Oeste recoge sus cuadernos y notas durante un viaje que realizó con su marido a comienzos de los años setenta, y que casi cincuenta años después han sido publicados sin apenas edición. ¿Qué podría decirnos un diario inconcluso, sin hechos históricos ni grandes revelaciones? Muchísimo, si quien escribe es Didion.

En algunas de sus primeras páginas, la autora menciona “No sabría decir con exactitud qué me llevó a pasar un tiempo en el sur durante el verano de 1970”, puesto que no tenía obligaciones periodísticas ni ocurrió nada relevante en donde ella estuvo: “no hubo asesinatos ni juicios célebres, no hubo órdenes de integración, ni enfrentamientos, ni siquiera celebrados actos divinos”. Me encantó porque lo verdaderamente relevante es que no había nada relevante que ver, sino la cotidianidad y lo que es diferente: lo otro, en este caso, el sur. El sur aparece entonces como “lo otro”, como un espacio donde la identidad estadounidense se desfigura y se vuelve ambigua, detenida en el tiempo.
Joan Didion (1934 ),escritora y periodista estadounidense.
Sur y Oeste es un recorrido por pueblos pequeños y olvidados, atravesados por la inercia, por la precariedad, por la herencia pesada de la raza y la clase. La autora, observa con distancia sin juicios explícitos, pero filosa. Describe con ojo etnográfico, bares a media tarde, mujeres resignadas, niños jugando entre casas desvencijadas, hombres que aceptan los chanchullos políticos como parte del paisaje. La anacronía cultural del sur se vuelve evidente: “Resulta llamativo y alarmante contemplar lo aislada que estaba aquella gente de lo que era normal en la vida americana de 1970. Toda su información era de quinta mano, y se había mitificado por el camino”.
Ese Sur, con su profunda desconfianza hacia lo diferente, con su culto a la tradición y su apego a una cierta neutralidad cómoda, contrasta con el Oeste, el lugar de pertenencia de Didion. Porque, aunque el viaje sea hacia el sur, siempre está hablando también de su hogar: California. Allí, dice, se siente cómoda “de una forma en que no lo estoy en otros sitios”. En este contrapunto se juega una de las mayores virtudes del libro: el contraste entre dos visiones del alma americana, entre lo que el país ha querido ser y lo que realmente es.
La narración de Didion es un tipo de cuaderno de notas. Es como si estuviésemos leyendo una especie de diario sobre aquello que ve: carreteras solitarias, restaurantes con viejos reunidos en torno a juegos de cartas y cervezas, mujeres resignadas a la vida que les tocó, niños y niñas matando las horas del día jugando en calles vacías y cierta estética kitsh mal diseñada.  “Supongo que crees que la gente del Sur es un poco anacrónica” le dice un amigo, entendiendo a las comunidades desde la precariedad y el colonialismo; entendiendo ya el sur como una pequeña provincia. Los sureños aceptan lo simple y quieren vivir tranquilamente, sin meterse en política, entendida como sinónimo de “problemas”, tal como lo señala un hombre con quien conversó: “Soy un tipo que huye de las actitudes extremas, así que, igual que la mayoría, estamos intentando simplemente tomar la vía más fácil que nos permita ser felices a todos”. La neutralidad aparece entonces como una virtud en este sur que tan lejano e inconcebible parece a Didion.  
Al principio me costó enganchar con este libro, lo confieso. Pero luego lo entendí como lo que es: un mapa mental, una bitácora de percepciones que no necesita grandes eventos, porque la política, la raza, el poder y la memoria están en cada detalle. Lo más fascinante es que, al leer a Didion mirar el sur, uno también puede mirarse a sí mismo. Pensé mucho en Chile, en nuestra propia ruralidad conservadora, en la forma en que también acá el país se desdobla: entre lo que queremos proyectar y lo que realmente somos. Un sur que se descompone frente a lo distinto. Un país que se mide, se juzga y se castiga a sí mismo.


Portada del libro
Editorial Random House
166 páginas

2 comentarios:

  1. Lo leeré... hace poco terminé el año del pensamiento mágico, y vi el documental en Netflix de Joan Didion... me dieron ganas de leer sus artículos, "Según venga el juego" y ahora que te leo "Sur y oeste", un beso querida.

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