viernes, 8 de febrero de 2019

El bigote (1985), de Emmanuel Carrére

¿Qué pensarías si me cortara el bigote?”. Así comienza esta historia extraña y rápida, perturbadora a ratos. Después de leerme algunos de sus famosos libros, Emmanuel Carrère se convierte definitivamente en uno de mis autores favoritos. ¡Qué genio cómo escribe y nos cuenta cosas! Me ha hecho pasar por diversos estados: desde risas, intriga, curiosidad hasta pena; logra volverme empática a través de sus modos de narrar y hacerme parte de ese mundo que va desparramando con sus escritos. <3

Ya sé cuál será mi próximo libro de Carrere: Una novela rusa.

Curioso título, El bigote. Desde hace rato que venía viéndolo en librerías y/o bibliotecas, hasta que me decidí a tomarlo prestado en la Biblioteca de Santiago, pequeño gran oasis capitalino. El bigote es un libro de sospechas, de expectación, de humor negro; en donde algo tan rutinario como sencillo es llevado al extremo, al punto de llegar a límites increíbles e inesperados. Nuevamente, veo en Carrère a un genio: ¿cómo es posible escribir algo tan bueno en base a un hecho tan banal y vulgar como afeitarse el bigote? 

Un día cualquiera, el protagonista, Marc, decide afeitarse el bigote que lleva luciendo desde hace años, y cuando su pareja, Agnes, llega de las compras cotidianas es como si nada hubiese ocurrido; ella no le dice nada y ni siquiera pone cara de asombro al verlo sin su accesorio eterno. Esa misma noche la pareja va a cenar al piso de unos amigos, quienes tampoco notan ni dicen nada al respecto. Esta extraña indiferencia de su entorno más inmediato frente a tan radical cambio de look comienza a desesperar al protagonista, quien comienza a elaborar extrañas hipótesis en su mente, mientras intenta actuar normal frente a su pareja, amigos y colegas de trabajo.

El autor nos lleva hasta lo psicopático, mostrándonos a Marc como un ser indomado, una víctima que intenta defenderse de un mal chiste que comienza a lastimarle: “Marc presintió que a partir de ese momento todo se aceleraría, que cualquier pregunta que hiciese, o incluso sin preguntas, toda observación referida a un pasado común amenazaría con provocar un nuevo desprendimiento”. Una obra para aplaudir.

Agnes y sus amigos insisten en que él nunca ha llevado bigote, y Marc parece delirar elucubrando diversas ideas para explicarse esta inconcebible situación: que Agnes lo está engañando, que sus amigos le quieren volver loco, que su familia lo quiere alejar de todo, etc., Pero el protagonista va más allá: comienza a reunir pruebas para demostrar que todos ellos se equivocan: busca incansablemente las fotografías de las vacaciones en donde llevaba su bigote, la foto de su carnet de conducir, recurre al testimonio del vendedor de su barrio, a quien veía todos los días, e incluso llega a buscar en la basura los restos de vellos que se había cortado horas antes. Todo la trama ocurre en apenas unos días, en donde el bigote, la locura y el amor de pareja se mezclan, encontrándose y divergiendo, al mismo tiempo. Pero siempre la locura como estrella: “Ninguna razón del mundo podía justificar semejante historia, a la vez absurda e irrecuperable. Ninguna razón, salvo la de la locura, que no necesita razones”.

Me gustó mucho cómo estaba escrito este libro. Me pasó que, hasta el final de la historia, nunca supe quién tenía la razón, quién decía la verdad sobre el bigote. En el fondo: quién era el loco/a del cuento. Poco a poco Carrère nos lleva al desenlace: una cuento muy bien jugado, un cuento que hasta el final nos deja en vilo. Porque nos sorprende cómo se va desenvolviendo el asunto:
-Dilo -insistió-. Que quede claro, al menos.
-No, no tienes bigote en esta foto.
-¿Ni en ninguna otra?
-Ni en ninguna otra.

Carrère logra crear a un protagonista muy bien pensado, con rasgos psicológicos que sobresalen y nos hacen tenerle cariño, pero también temerle. El autor nos va contando cómo se comparta Marc, y cómo éste cree que le están jugando una retorcida broma para hacerle pasar por desquiciado. Siempre alerta, siempre asombrado y desconfiado, el protagonista se va quedando solo, construyendo un muro, el cual ni siquiera Agnes logra permear. Tal como señala él mismo: “Estaba en pleno París, en un barrio apacible, una tarde de primavera, y querían volverle loco, matarlo, y no tenía ningún sitio adonde ir. Debía escapar, deprisa, antes de que ellos llegaran”. De un momento a otro, Marc es un ser humano que muta, que se transforma, que ya no tiene un sitio al cual pertenecer -cual Gregorio Samsa kafkiano. El bigote es un libro que se lee rápido, es divertido, pero también tiene tintes oscuros en donde la transformación de Marc no nos deja indiferentes. Es un libro que recomendaría sí o sí porque, aunque no se compara a otros libros de Carrère, cumple con mantenernos cautivados y en constante alerta. Ah, y también una película francesa basada en esta obra. ¡Qué ganas de verla!


Portada del libro
Editorial: Anagrama
Pgs.: 184

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