¿Qué pensarías si me cortara el bigote? Así comienza esta historia inquietante y breve, perturbadora por momentos. Después de haber leído algunos de sus libros más conocidos, El bigote terminó de confirmarme que Emmanuel Carrère es, definitivamente, uno de mis autores favoritos. ¡Qué genio para contar historias! Me lleva por todos los estados: risa, desconcierto, ansiedad, ternura, desasosiego. Tiene una forma de narrar que nos arrastra con naturalidad hacia mundos cada vez más extraños, sin que notemos cuándo cruzamos el umbral.
![]() |
Ya sé cuál será mi próximo libro de Carrere: Una novela rusa. |
Este libro llevaba tiempo apareciéndoseme en bibliotecas y librerías. Finalmente, lo tomé prestado en la Biblioteca de Santiago —mi pequeño gran oasis en la ciudad. El título, aparentemente trivial, esconde una trama que crece como bola de nieve: Carrère toma un gesto mínimo, casi ridículo —afeitarse el bigote— y lo convierte en una pesadilla existencial. Nuevamente, veo en Carrère a un genio: ¿cómo es posible escribir algo tan bueno en base a un hecho tan banal y vulgar como afeitarse el bigote?
Un día cualquiera, el protagonista, Marc, decide afeitarse el bigote que lleva luciendo desde hace años, y cuando su pareja, Agnes, llega de las compras cotidianas es como si nada hubiese ocurrido; ella no le dice nada y ni siquiera pone cara de asombro al verlo sin su accesorio eterno. Esa misma noche la pareja va a cenar al piso de unos amigos, quienes tampoco notan ni dicen nada al respecto. Esta extraña indiferencia de su entorno más inmediato frente a tan radical cambio de look comienza a desesperar al protagonista, quien comienza a elaborar extrañas hipótesis en su mente, ¿Es un error? ¿Una conspiración? ¿Una broma cruel?
El autor nos lleva hasta lo psicopático, mostrándonos a Marc descolocado, una víctima que intenta defenderse de un mal chiste que comienza a lastimarle: “Marc presintió que a partir de ese momento todo se aceleraría, que cualquier pregunta que hiciese, o incluso sin preguntas, toda observación referida a un pasado común amenazaría con provocar un nuevo desprendimiento”. Una obra para aplaudir.
Agnes y sus amigos insisten en que él nunca ha llevado bigote, y Marc parece delirar elucubrando diversas ideas para explicarse esta inconcebible situación: que Agnes lo está engañando, que sus amigos le quieren volver loco, que su familia lo quiere alejar de todo, etc., Pero el protagonista va más allá: comienza a reunir pruebas para demostrar que todos ellos se equivocan: busca incansablemente las fotografías de las vacaciones en donde llevaba su bigote, la foto de su carnet de conducir, recurre al testimonio del vendedor de su barrio, a quien veía todos los días, e incluso llega a buscar en la basura los restos de vellos que se había cortado horas antes. Todo la trama ocurre en apenas unos días, en donde el bigote, la locura y el amor de pareja se mezclan, encontrándose y divergiendo, al mismo tiempo. Pero siempre la locura como estrella: “Ninguna razón del mundo podía justificar semejante historia, a la vez absurda e irrecuperable. Ninguna razón, salvo la de la locura, que no necesita razones”.
Hasta el final, Carrère mantiene el misterio: ¿quién dice la verdad? ¿Hay una verdad? En el fondo: ¿quién es el loco/a del cuento? Pero poco a poco nos lleva al desenlace: un cuento muy bien jugado, un cuento que hasta el final nos deja en vilo.
-Dilo -insistió-. Que quede claro, al menos.
-No, no tienes bigote en esta foto.
-¿Ni en ninguna otra?
-Ni en ninguna otra.
Siempre alerta, siempre asombrado y desconfiado, el protagonista se va quedando solo, construyendo un muro, el cual ni siquiera Agnes logra permear. Tal como señala él mismo: “Estaba en pleno París, en un barrio apacible, una tarde de primavera, y querían volverle loco, matarlo, y no tenía ningún sitio adonde ir. Debía escapar, deprisa, antes de que ellos llegaran”. De un momento a otro, Marc es un ser humano que muta, que se transforma, y ya no tiene un sitio al cual pertenecer -cual Gregorio Samsa kafkiano.
El bigote se lee de un tirón, es tenso, lúcido, con toques de humor negro y giros que nos dejan perplejas. No es mi libro favorito de Carrère, pero sí uno que se disfruta muchísimo. Una lectura breve y poderosa, que demuestra cómo lo mínimo puede volverse monstruoso. ¡Ah! Y hay una película basada en este libro. Me encantaría verla.
![]() |
Portada del libro Editorial: Anagrama 184 páginas |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario