"Hay algo hermoso en tu manera de pensar y sentir, o bien, tu forma de experimentar el mundo es en cierto modo hermosa"
Así, con frases delicadas y observaciones incisivas, Sally Rooney construye Conversaciones entre amigos, una novela íntima y lúcida sobre vínculos, deseo, poder y clase. La historia sigue los pasos de dos jóvenes amigas y estudiantes de Literatura, Frances y Bobbi, quienes —en una tertulia literaria— conocen a Melissa, una escritora “cool”, mayor que ellas, con quien que entablan una curiosa amistad y que incluye también a su marido Nick, un actor semi famoso. Ese encuentro desata una serie de relaciones cruzadas que sacuden sus certezas y sus afectos.
Sally Rooney, joven autora irlandesa, a través de una intensa historia, nos sumerge en la cotidianeidad de las aventuras de estos amigos, las cuales se desarrollan siempre en espacios interiores: en la casa del matrimonio, en el departamento de Frances, en la Facultad de Letras o en algún pub dublinense, centrándose así en lo principal de esta novela: las conversaciones entre sus personajes, escenario principal de esta obra. Se trata de las relaciones humanas en esta era de aguda posmodernidad. Chats, e-mails, diálogos extensos, silencios. Todo gira en torno a la palabra como forma de entender(se) en el mundo.
Frances, narradora y protagonista, es una joven poeta, introspectiva, aguda, políticamente de izquierda, proveniente de una familia rota. Desde el inicio, sabemos que está buscando algo, aunque no siempre sepa qué. Su vínculo con Bobbi —ex pareja, amiga, cómplice— es tan denso como ambivalente. Pero es su relación con Nick la que se vuelve el eje emocional de la historia. Rooney evita los estereotipos: Nick no es un galán ni un villano, sino un hombre sensible, depresivo, complejo, que se convierte en el espejo emocional de Frances. “A veces pensaba que nunca me había sentido tan desgraciada en toda mi vida, pero también que mi desgracia era muy superficial, ya que en cualquier momento una palabra suya podría aliviarla por completa y transformarla en una felicidad estúpida”. Frances intenta parecer fuerte, sarcástica, impermeable, pero termina mostrando una fragilidad conmovedora. El amor, en esta novela, no aparece como salvación, sino como un campo de riesgo, contradicción y miedo: la posibilidad de amar sin destruirse.
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Sally Rooney (1991 - ), joven escritora, muy aclamada por la crítica literaria, debido al éxito y complejidad de sus dos primeras novelas Conversaciones entre amigos y Gente normal. |
Pero Conversaciones entre amigos también es una novela de clase. Frances, en cada encuentro con Melissa y su entorno, se siente desplazada: demasiado pobre para encajar, demasiado culta para volver al origen. Hay una conciencia de clase que atraviesa todo el relato: “En esas ocasiones yo me sentí fuera de lugar, ignorante y resentida, pero también temerosa de que acabaran desenmascarándome como una persona moderadamente pobre y comunista. De igual modo, me costaba entablar conversación con gente de la misma extracción social que mis padres, pues temía que mi acento sonara pretencioso o que mi holgado abrigo de segunda mano me hiciera parecer por rica”. Sally Rooney denuncia, con mucha sutileza, la fetichización del amor como mero objeto de consumo, pero también, y muy fuertemente, el eterno clasismo de la sociedad dublinense y el incierto futuro al cual se enfrentan, principalmente, los jóvenes. Este contexto socio-político, de mucha vulnerabilidad económica y social, es clave para el desenvolvimiento de los personajes, ya que sobre éste construyen y basan sus relaciones.
Rooney escribe sobre lo millennial sin condescendencia: sobre la dificultad de decir lo que sentimos, sobre cómo la comunicación digital moldea nuestros vínculos, sobre el desconcierto emocional de quienes, en medio de la libertad, se sienten más perdidos que nunca. La novela no ofrece respuestas, pero sí un retrato certero del tránsito a la adultez.
Finalmente, solo agregar que me encantó este libro; lo compré un día que andaba buscando libros de mujeres escritoras, y ya que lo había visto harto, lo llevé y fue una grata sorpresa: muy rápido y entretenido de leer, porque el estilo de Sally es ágil y fresco, sin mayores pretensiones literarias, en donde logra proyectar imágenes fugaces, complejas personalidades y situaciones tan cotidianas que parece increíble que resulten tan evocadoras. Me devoré este libro en 3 días, entre viajes y paisajes sureños. Ya quiero leer la segunda novela de esta escritora, Gente normal, la cual ya pude encargar por internet, veremos qué tal.