Nunca me abandones es uno de los libros más célebres de Kazuo Ishiguro, escritor británico de origen japonés. Este libro pertenece al género de la distopía, que es un término utilizado en la literatura como lo opuesto a la utopía, es decir, una sociedad ficticia, futura, imaginaria, pero indeseable en sí misma. Soy cero fan de este tipo de narraciones, pero su título me pareció tan emotivo -o emo, jaja- que quise darme una oportunidad.
La historia comienza con Kathy, ahora de 28 años, recordando su estadía en Hailsham, introduciéndonos de lleno en un maravilloso racconto, en un extenso y minucioso ejercicio de memoria, mientras se pasea por distintos aspectos de su vida. Hailsham era una escuela-internado para niños, niñas y adolescentes con un propósito muy particular: toda la educación estaba orientada a condicionar a sus estudiantes a aceptar su destino “especial” como un hecho dado, del cual debían estar orgullosxs. A lo largo del libro nos vamos sumergiendo en el misterio, y la “verdad” es revelada casi al final de ésta: gran acierto del autor.
Kathy es la protagonista narradora, y se está preparando para hacer su primera donación mientras cuida a otros donantes. Estas son las primeras pistas de que algo extraño ocurría en Hailsham. ¿Qué era lo “especial” que tenían estos estudiantes? ¿Por qué asistían a Hailsham? Poco a poco como lectores vamos descubriendo éstas y otras preguntas, lo que suma una interesante cuota de misterio y expectación a la historia. Como nos cuenta Kath: “Madame nos tenía miedo. Pero nos tenía miedo del mismo modo en que a alguien podían darle miedo las arañas. No estábamos preparadas para eso. Jamás se nos había ocurrido preguntarnos cómo nos sentiríamos nosotras al ser vistas de ese modo, al ser las arañas de la historia”. Kath y sus amigos descubren ser los bichos raros, y a medida que crecen comienzan a preguntarse por ellos mismos, por su diferencia, y su lugar en el mundo, a través de una compleja y constante búsqueda de identidad.
El internado de Hailsham representa una microsociedad, con sus propias reglas, derechos y deberes. Se trata de un mundo que existe en paralelo al mundo real, en donde los estudiantes son educados de un modo especial, potenciando fuertemente sus intereses en el arte, la pintura y la poesía, como modos de conocerse a sí mismos para quizás revelar que son seres que sí poseen un alma (y, por cierto, ¿qué significa esto?). Los/as estudiantes viven en Hailsham, asisten a clases, se enamoran, pelean y también sueñan con otros futuros posibles. Kath nos explica con una dulzura e inocencia formidables sus días pasados, especialmente su relación con sus dos queridos amigos, Ruth y Tommy: cómo se conocieron, cómo conforman un entrañable trío de amistad y cómo, en algún momento de la vida, sus caminos comienzan a separarse sin vuelta atrás.
Kazuo Ishiguro, Premio Nobel de Literatura del año 2017. |
Este libro es pura nostalgia. A ratos te rompe el corazón con frases tan bien hechas como tristes de un amor truncado: el amor infinito entre Kath y Tommy aparece al final como un profundo desencanto. La desesperanza aprendida de Kath conmueve, porque nada más triste que un destino nunca realizable. “No hago más que pensar en ese río de no sé qué parte, con unas aguas muy rápidas. Y en esas dos personas que están en medio de ellas, tratando de agarrarse mutuamente, aferrándose con todas sus fuerzas el uno al otro, hasta que al final ya no pueden aguantar más. La corriente es demasiado fuerte. Tienen que soltarse y se separan. Pienso que eso es lo que pasa con nosotros. Qué pena, Kath, porque nos hemos amado siempre. Pero al final no podemos quedarnos juntos”.
Kazuo Ishiguro trata sobre algunos temas fundamentales de la vida: la amistad, la humanidad, la salvación. De diversos modos, el autor, a través de la voz de Kathy, se plantea difíciles preguntas que debe sortear la entonces adolescente, en donde desde su ingenuidad más pura es capaz de enhebrar hilos y comenzar a tejer el camino de este cautivador misterio. Me gustó mucho la voz narradora de Kath porque era como estar escuchando/leyendo a una persona real: autocorrigiendo sus enunciados, recordando aventuras, emocionándose, exagerando y divirtiéndose mientras nos contaba todo. La lectura se hacía muy fresca porque, precisamente, era como estar escuchando a una amiga. Además, parece estar dirigiéndose a un grupo de oyentes cercano y conocido; una audiencia que bien podría conocer Hailsham, sin embargo, ¿a quién se dirigía exactamente?
El 2010 se estrenó la película basada en el libro, protagonizada por Keira Knightley y Carey Mulligan, y que está en Netflix. Aunque debo reconocer que soy pésima viendo películas, al terminar esta reseña decidí verla. Y, waaaaaaaaa, muy cuática: me gustó demasiado. Finalmente, ¿que si recomendaría este libro? Muy sí, porque es un libro que atrapa, te lleva a otro espacio y logra conmover a ratos; pero no es de mis favoritos. De hecho, me costó hacer esta pobre reseña, pero no porque no me haya gustado, sino porque su lectura se me hizo compleja y larga. Es aquí en donde se encuentra una posible respuesta a la típica gran pregunta: ¿por qué la gente no lee? Quizás porque aún no logra encontrar su/s libro/s. En ese sentido, Nunca me abandones no es de mis libros, pero feliz leería otro de Ishiguro.
Portada del libro Pgs.: 360 Editorial: Anagrama |